Daros por bienvenid@s a mi blog, un lugar donde la necesidad de comunicarme se vuelve importante.
Me encuentro en un punto que podría llamarse "en donde estoy", desde el cual aflora mi deseo de contar que me sucede en mi caminar (aprendizajes, busquedas, encuentros, música, relatos, regalos, viajes, sentimientos, logros laborales...), sin olvidarme de cómo se van resolviendo conflictos, dudas y valores.
El tema principal de este blog, como su título indica, es la consciencia canina. Siento la necesidad de desatar una venda y de encender una vela.
Creo en una convivencia real entre espécies animales, en este caso entre humano-perro, atendiendo a sentimientos claros y mente lúcida. Con la intención de favorecer una "actualización de estado" relacional con un animal que nos lleva acompañando varios siglos, y que la ciencia que se ocupa del estudio de su naturaleza, nació hace apenas 150 años.
Con todo esto doy el "pistoletazo de salida" a este blog.

jueves, 23 de mayo de 2013

Pasaje de Suzuki

Observemos al perro y contemplemos como devora su comida. Cuando esta hambriento y olfatea algo de comer va directo y acaba en un momento. No pregunta nada. La comida probablemente era para otro, pero no le importa. Da por echo que el estar hambriento le autoriza a todo lo que necesita para satisfacer su necesidad del momento. Cuando acaba se va. No dice "gracias". Satisface sus derechos naturales, ni más ni menos, y no tiene nada más por lo que preocuparse; no solo por lo que hace referencia a su ser, sino al mundo que le rodea. Es perfecto. Al ser como es, la idea de pecado es una blasfemia innecesaria, ya sea intelectual, moral o espiritual. Proviene directamente de Dios. Podría declararse como se dice que hizo Buda: "Solo yo soy el más honorable de la tierra". En realidad, no tiene necesidad de ninguna afirmación "egocéntrica" de esa naturaleza. Tiene bastante con ladrar y escapar a todo ser humano inconsciente que trate de hacer daño a esta "inocente" criatura que mantiene la frescura del Jardín del Edén.